Después de su divorcio en el 1977 la obra de Masahisa Fukase da un giro drástico, y en este mismo año dirige su objetivo hacia su nuevo compañero de la vida: el gato Sasuke, que ocupó el gran vacío en el corazón del artista.
En el ensayo, publicado en este libro, Fukase comparta que fue rodeado por felinos desde su infancia, con la llegada del nuevo amigo, fascinado por su carácter vivaz (de hecho Sasuke es el nombre de un legendario ninja) decidió convertirle en el protagonista de sus fotografías de forma absolutamente natural.
Diez años después de inseparable relación, Sasuke escapa de casa y desaparece. Los carteles de búsqueda que Fukase diseñó y colocó por toda el barrio aparecen en la portada del libro. La historia no termina felizmente. Una persona trae de vuelta al gato, pero resulta que no es Sasuke. Un año más tarde Fukase cogió su segundo gato, Momoe que también aparece en el libro. Las fotografía de los gatos se convierten en un experimento visual cada vez más sofisticado, y de algún modo, como frecuentemente sucede en la obra de Fukase, él se autorretrato en el sujeto de sus fotografías.
Sus gatos fueron objeto de varios libros en vida. Tomo Kosuga, director de los archivos Fukase, ha profundizado en este corpus de imágenes para concebir esta obra como la culminación de una serie de publicaciones dedicadas a sus felinos.