El libro «Graffiti» de Antonio M. Xoubanova evoca el movimiento artístico urbano surgido en los años 70 en Nueva York, famoso por su dimensión egocéntrica y de afirmación de la identidad. Es el acto de marcar el espacio público de la ciudad con el propio nombre, de repetir la propia etiqueta de calle en calle, de declarar la propia existencia, lo que interesa aquí a Xoubanova.
En este fenómeno ve un paralelismo con las prácticas actuales de las redes sociales y el discurso publicitario contemporáneo que lleva mucho tiempo estudiando. Xoubanova dedicó cuatro años a construir este cuerpo híbrido de obra fotográfica, que reúne imágenes alusivas a diversos temas, desde la comunicación y la naturaleza hasta las redes sociales. La secuencia de imágenes ilustra y organiza la multiplicidad y redundancia de una afirmación cada vez más vital de uno mismo (ya sea individual o colectiva) en forma de libro. Al superar las reglas (sin cubierta, sin encuadernación aparente, con un diseño de páginas desestructurado), el libro se hace eco de los usos del Graffiti. Esto conduce a un objeto calificado de barroco.